¿Estás pensando en las admisiones de los coles?, ¿tu peque ya va a cumplir tres y le toca comenzar?, ¿No sabes cual elegir?, ¿colegio público o privado?…
Empiezan las jornadas de puertas abiertas y un año más veo muchísima más publicidad de colegios privados que públicos. Obvio, el presupuesto del que disponen es diferente. Los centros públicos, desafortunadamente, no cuentan con tantos medios para poder hacerse visibles en estas fechas de matriculaciones. Por eso desde aquí quiero brindar una pequeña ayuda a favor de estos centros que tanto aportan a la sociedad y que muchas veces no son ni tenidos en cuenta a la hora de elegir colegio por el mero hecho de ser público.

Me gustaría derribar esos viejos mitos de que estos centros de enseñanza cuentan con instalaciones precarias, tienen peores resultados académicos, no ofrecen una atención individualizada, o no les dan importancia a los idiomas.
A día de hoy casi todas las escuelas de titularidad pública son bilingües, ofertan una educación actualizada y el nivel académico alcanzado es el idóneo para cada edad. El profesorado debe pasar además por un complejo proceso de oposición demostrando que saben desempeñar su trabajo y que son válidos para ese puesto.

Alejándome de la idea de que hay escuelas de ricos y escuelas de pobres, son centros donde el ahorro económico es considerable, puesto que no hay asignación económica mensual, el comedor en la mayoría de los casos es gratuito o de muy bajo coste, y los materiales los aporta en gran medida la propia institución. El transporte escolar está incluido y los muchos planes de estudio a los que están acogidos hacen que el alumnado tenga de manera gratuita libros de texto y dispositivos tecnológicos como portátiles o tablets para llevar a la casa.
En los centros públicos cobra mucha importancia la figura de las Ampas, es decir, la comunidad de padres y madres, canal imprescindible de comunicación y vínculo de unión entre familias y escuela. Estas asociaciones se encargan entre otras cuestiones de la mejora educativa o la conciliación familiar ampliando el horario escolar con servicio de madrugadores o actividades extraescolares que sean de interés para el grupo.
Otro punto positivo es que no se fomenta la desigualdad de clases, todos los menores tienen cabida. La educación en valores como sociedad se vive de primera mano. Inclusión, tolerancia, respecto a los demás son valores que representan el día a día de una jornada escolar. Hay múltiples culturas, razas, nacionalidades, creencias… esta diversidad es la base para crecer siendo personas de miradas abiertas, liberales y sin imposición de ideas o ideologías. Nos enriquece tanto personal como culturalmente.
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