La primera vez que mi hijo vio un monstruo

La primera vez que mi hijo vio un mostruo no fue un momento emocionante para él ni para la familia pero tampoco de lo más terrible.

Recuerdo que estábamos en plena cuarentena o lo que es lo mismo, en pleno confinamiento. Serían las 8 de la mañana aprox, su padre ya se había ido a trabajar y nada más despertarse se vino a nuestra habitación para meterse un ratito en camita de papá y mamá mientras yo y su hermano, que seguía durmiendo en la cuna, acabábamos de despertarnos.

Imposible no espabilar con el ruido que hace en la puerta al entrar. Viene con su supuesto silencio que despierta a todo el que está en casa para ir a desayunar.

El caso es que me fijé que no dejaba de mirar hacia el armario. Hacía el gesto de acercarse con la cabeza, luego se incorporaba un poco…y así varias veces. Enseguida me percate.

Y es que entre el armario y una de las mesitas hay un pequeño hueco, de acceso al armario, donde solemos poner los cojines cuando nos vamos a dormir, y él lo sabe. Pero justo esa noche, apoyara encima de los cojines la ropa que me había quitado y con la luz que entraba por la puerta, que dejara algo abierta, se veían unas sombras que mi pequeño escalador no entendía.

Enseguida me preguntó que era eso,pero lo hizo sin hablar, sin palabras. Miró hacia mi, me llamó con el dedo, dándome toquecitos y señaló los cojines. Respondí: ¿que?, ¿ocurre algo?, y volvió a señalar queriendo preguntarme que era eso. “Son los cojines” respondí. Pero esto no sirvió, seguía sin verlo claro y volvía a incorporarse queriendo fijarse mejor.

Tampoco quería alargar más el momento así que, cogí la linterna del móvil, que tenía en la mesita, y le pregunté: ¿quieres ver lo que hay?, ¿quieres ver como son los cojines? Asintió con la cabeza y enfocamos con la linterna el montón que allí había con la ropa encima.

Aunque no lo creáis, seguía sin estar convencido y como el hermano ya estaba despierto le propuse encender la luz. Ahí sí, lo vio claro. En ese momento se despejaron todas sus dudas y empezó a hablar. “¿Creía que era un monstruo?”, ¿creía que eran cuernos?, un monstruo con cuernos”.

Ni en un millón de años adivinaríais que eran los cuernos que él veía. Pues era un sujetador. Se imaginaba un cuerpo- los cojines y una cabeza con cuernos – la ropa con un sujetador por encima de todo. Quién supera esa imaginación??!! Difícil eh!!

Y como resolvimos esto??

Pues hay un cuento que le gusta mucho, se titula “Cuidado, quien es” de Patricia Hegarty, editorial Combel. Trata de un ratón que tiene que llegar a casa de su abuelita y por el camino se encuentra sombras que no son lo que parecen.

Era perfecto para ese momento porque se identificaría 100% con el personaje protagonista. Y así fue, corrió a por el cuento y regresó para leerlo. Quiso releerlo varias veces. Esto lo hacen mucho todos los niños, les ayuda a dar sentido a lo que pasó. Solo sabía decir riéndose “¡es que yo pensaba que era un monstruo!” y le contaba a su hermanito lo que le había pasado: “¡Bruno, que yo pensaba que era un monstruo!”

Se que está en la etapa de empezar a tener miedos y que este suceso no es puntual. Seguro tendrá más pero quiero que veáis que esta es una buena forma de abordarlo.

Los miedos suelen girar en torno a lo desconocido. No debemos reírnos, juzgarles o desatenderles cuando estos aparezcan, sino escucharles y dejar que hablen de ellos. Valida sus emociones y ayúdale a afrontar situaciones que le asustan. Dale opciones que le hagan sentirse seguro. Un peluche, una linterna, una luz de noche…decirles que no tengan miedos no les ayudará, buscar soluciones sí!

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