Mi hijo no quiere disfrazarse, tiene miedo.

Cuando se acercan fiestas asociadas a los disfraces, ya sea carnavales, halloween… se genera un ambiente diferente en los centros educativos, los comercios y los productos orientados a los más pequeños. Se sugiere la necesidad de disfrazarse en estas fechas. La presión social lleva a pensar, en ocasiones, que disfrazarse es casi una obligación, tanto para los niños como para los padres.

En este contexto, hay niños que quedan encantados con la idea de disfrazarse en cualquier momento del año y lo celebran con entusiasmo. Sin embargo, hay otros niños a los que no les gusta disfrazarse. No se sienten cómodos llevando un disfraz, lo rechazan, incluso alguno, tiene miedo al respecto.

¿Que podemos hacer en esta situación?

Sin duda alguna, respetarlo.

Muchos adultos, cuando se convierten en padres, no entienden que a su hijo, no solo no le gusta disfrazarse sino que lo detesta, se pone nervioso, llora, protesta, dice que el traje le pica y algunos incluso llegan a pensar que su hijo es raro cuando a todos los niños les gusta disfrazarse. Pero no a todos.

Respetar la decisión del niño de no disfrazarse es muy positivo para él y para su desarrollo personal. Y os preguntaréis porqué. En primer lugar, porque estamos permitiéndole tomar sus propias decisiones, hacer una elección independientemente de lo que piensen los demás. Está creando su propia identidad y forma de ser. Por otra parte, estamos fomentando el desarrollo de una buena autoestima.

Probablemente, cuando el desarrollo de estos niños evolucione un poco más, tolerarán mejor los disfraces e, incluso, podrá llegar a gustarles el hecho de disfrazarse.

¿Cuál es la explicación de esta negativa a disfrazarse?

Cuando los niños son muy pequeños, los podemos disfrazar y vestir de lo que queramos, sin que nos planteen ningún problema, básicamente porque no se enteran, no son conscientes y son seres totalmente dependientes de sus padres, sobretodo de su madre. Sin embargo, a medida que van cumpliendo los primeros años, comienzan a darse cuenta que no son tan dependientes como creían, no son una prolongación de su madre, sino que son seres individuales, independientes y con características propias, comenzando a formar así su identidad, que todavía no es clara para ellos.

Es decir, les cuesta conocer su propia entidad y el hecho de disfrazarse y asumir otros roles es para ellos una identidad más. Esto les confunde y no saben gestionarlo. Por eso rechazan la parte de disfrazarse. Será, una vez que los niños tengan asimilado cuál es su identidad propia, cuando sean capaces de jugar haciéndose pasar por otros personajes diferentes.

Por todo esto, no pasa nada. Es mejor no obligar, simplemente dar la opción sin presionar. Acaso no hay adultos a los que tampoco les gusta disfrazarse?? Y a que no pasa nada, ni son bichos raros!! Sencillamente, no les gusta y es respetable.

¿Y tu hijo/a es de los que le gusta disfrazarse o lo detesta?

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