La palabra “disciplina” siempre la asociamos al control, a la rectitud, al castigo para portarse bien pero la disciplina positiva no tiene que ver con nada de esto. Más bien tiene que ver con enseñar a nuestros pequeños escaladores, con educar, preparar, construir habilidades, centrarse en soluciones… La disciplina positiva es constructiva, afirmativa, útil, alentadora, afectuosa, optimista, entre otros adjetivos. Se centra en el equilibrio entre la firmeza, el cariño y el respeto mutuo.
Y con respeto mutuo me refiero tanto para los niños y niñas como para los adultos. Porque si solo nos centramos en las necesidades de los niños olvidando las nuestras eso NO es respeto mutuo. Y si solo nos centramos en las necesidades adultas olvidando la de los niños eso TAMPOCO es respeto mutuo.
En la disciplina positiva el respeto y las relaciones de padres-hijos son horizontales, no verticales.