Cuando gritamos a un niño/a su cerebro se queda paralizado y deja de aprender, por mucho que nos empeñemos en que así le estamos enseñando (no sirve de nada), sin mencionar el estrés emocional que esto les genera.
Un niño/a no entiende porqué le hablan mal y desconecta de la persona que le está gritando empezando a sentir miedo hacia ella.
Piénsalo un momento ¿como te sientes tu cuando o como reaccionas cuando alguien te grita o te levanta la voz? Quizás con rabia, con ira, con resentimiento, te das la vuelta y te vas…