1- “No llores”
Debemos dejar que nuestros hijos expresen sus sentimientos, aunque en ocasiones sea llorando. Expresar sus emociones es el primer paso para que aprendan a manejarlas y posteriormente a gestionarlas.
2- “Mira qué bien lo hace tu hermano/a”
A veces queremos que nuestro hijo tenga a su hermano como modelo. Esto le hacemos sentir poco valorado y menos respetado que su hermano. Las comparaciones afectan muchísimo a la autoestima y pueden fomentar la envidia, “un sentimiento con el que los niños sufren mucho y que es además muy complicado de reconducir como adultos”. Más que en comparar deberíamos preocuparnos por comprender realmente a cada niño, permitiendo que sea él mismo, entendiendo lo que siente y ayudándole a comprenderlo y poder expresarlo.
3- “Te voy a dejar aquí y me voy”
Uno de los mayores temores de los niños es el abandono de sus padres, por lo que hay que tener cuidado con las cosas que les decimos.
4- “No pasa nada, no ha sido nada”
Similar al “no llores”, cuando un niño se hace daño y llora es habitual que enseguida le digan que no pasa nada, que no ha sido nada, lo limpien rápido y lo pongan a jugar cuanto antes. Pero a veces sí ha sido algo, y sí ha pasado algo. A veces les duele de verdad, han pasado miedo, se han asustado, y no nos cuesta nada cambiar al “¿Estás bien?” o al “¿Te has hecho daño?”, que demuestra que sí nos preocupa lo que le pasa, mientras le pedimos que nos cuente lo que siente en ese momento, si quiere.
5- “Yo también te odio”
Los niños son capaces de decirnos cosas horribles cuando están enfadados con nosotros. El problema es que somos nosotros los que añadimos toda la carga emocional a sus palabras, haciéndonos a menudo reaccionar poniéndonos a su nivel. Al hacerlo, nos convertimos en dos niños que discuten como niños, cuando lo lógico sería intentar elevar su nivel hacia el nuestro para que expresen las cosas centrándose en la emoción concreta: “Te quiero, pero esto que has hecho, papá, no me ha gustado”.
6-” Pues yo a tu edad…”
Nosotros a su edad hacíamos cosas mejor que ellos y otras peor. Lo que pasa es que tendemos a recordar lo mejor de nuestras vidas y a olvidar aquellos sucesos que nos parecen poco relevantes, pero que podrían decir muchas cosas de nosotros.
7- “Ese niño/persona es tonto”
A veces olvidamos que hablamos con niños y es muy fácil expresar nuestros sentimientos de cualquier manera, sin pensar en el mensaje que estamos transmitiendo. Cuando un niño le hace algo malo a tu hijo, una persona de la calle hace algo que no te gusta, o el conductor de al lado hace una maniobra incorrecta, es posible que tengas la tentación de decir que ese niño, o esa persona, es tonto, o cualquier otro insulto. De esta forma, tu hijo aprende a insultar a otras personas, cuando hacen algo que para él no está bien.
8- “Porqué no eres como tu amigo”
También es muy frecuente comparar a los niños con otros que hacen algo que a nuestros ojos, está mejor. Mira tu amigo que bien come, que bien juega al fútbol, que obediente es etc. Las comparaciones solo sirven para potenciar los complejos, tu hijo pensará que es inferior que su amigo e incluso deje de querer relacionarse con él. Si le haces pensar que todo lo hace mal, nunca se esforzará por mejorar porque pensará que da igual cómo lo haga, tu nunca estarás satisfecha.
9- “No vas a ser nadie”
Efectivamente, nuestros hijos no van a ser nadie si nos dedicamos a soltarles este tipo de palabras. Muchas familias, sobre todo cuando sus hijos están en la adolescencia, empiezan a perder los papeles con el tema del futuro. En vez de apoyarlos más, demostrar confianza y comprensión por esa época de cambios por la que hemos pasado todos, se dedican a hacerles sentir mal por cada paso que dan, y el tema académico se convierte en un infierno. A los hijos hay que darles alas sin cortárselas, nunca debemos decirles que no llegarán a nada en la vida. Anima a tus hijos en todas las etapas de su vida y reconfórtales con tus palabras y comprensión, no te ocupes de hundirlos.
10- “¿A quién quieres más a papá o a mamá?“
Este es un error bastante común en todas las familias, en donde también se incluyen tíos, abuelas, abuelos, primos… y de todas las variantes habidas y por haber. Es una locura hacer a un hijo decantarse hacia un lado o hacia el otro, no nos damos cuenta de que no pueden elegir y de que se sienten mal al hacerlo. Es como si a ti te preguntan “¿a quién quieres más, a tu hijo o a tu hija?, ¡por Dios, a los dos, no puedo decantarme por ninguno!”. Bien, ¿por qué a ellos les ponemos en esta tesitura con lo que conlleva? Nunca les preguntes esto a tus hijos e imponte si algún familiar les hace este tipo de cuestiones.
11- “Deja de hacer preguntas tontas”
Muchos niños son sumamente curiosos y desean siempre saber más sobre lo que los rodea. Las preguntas que los niños hacen no son tontas, primero porque apenas están aprendiendo sobre el mundo y es normal que no sepan cosas que la mayoría da por sentado; y segundo, porque demuestran una sed de conocimiento que debe ser alimentada.
12- “Cállate”
Es una frase que no debería usarse con ninguna persona, y menos con uno de tus hijos. Además de ser palabras groseras, atentan con la capacidad de expresión de un niño o niña y generarán hostilidad en cualquier situación. En vez de eso, señálale previamente en qué momentos se debe guardar silencio y en cuáles puede hablar sin problema.
13 – “Ya verás cuando venga papá/mamá“
Una frase muy típica de nuestra infancia, cuando nuestra madre dejaba que el que pusiera orden en casa fuera “papá”. El problema es que se cometían dos errores: acabábamos sintiendo verdadero pánico por papá, que llevaba a cabo un castigo sobre una acción que había pasado horas atrás y que no había presenciado, y perdíamos la confianza de que mamá supiese resolver problemas.
14 – “El rosa es de niñas y el azul de niños”
Los colores no entiende de sexo. Esto es una visión meramente adulta. Toda la amplia paleta de colores es válida tanto para niños como para niñas.
15- “Los sueños no se hacen realidad”
Ensénales y aliéntales a perseguir sus sueños ya luchar por ellos.